La ecolocalización es un sentido poco común entre los mamíferos. Consiste en emitir ondas sonoras y eco para determinar donde estos los objetos. El 70% de los murciélagos utilizan este sentido para orientarse, al igual que algunos cetáceos con dientes como los delfines o las marsopas.
¿Cómo funciona?
Los micromurciélagos emiten ultrasonidos, es decir, sonidos de alta frecuencia que están encima del rango de audición de los seres humanos, por lo que son imperceptibles para nosotros. La vibración acústica o ultrasonido es de unos 18kHz, dura unas milésimas de segundo y choca con los objetos y animales de alrededor. La señal rebota y regresa a él. Cuanto más rápido vuelve a su emisor y más intensa sea, más cerca se encuentra el objeto o presa.
El hecho de emitir ultrasonidos por la nariz o por la boca, ha contribuido a que estas zonas se desarrollen conforme a este sentido. Algunos murciélagos han desarrollado excrecencias en los hocicos de forma que pueden enfocar o dirigir el sonido de forma precisa, y otros han desarrollado enormes orejas que facilitan la interpretación del eco.
Para que las emisiones no les provoquen sordera, los murciélagos aletean por cada emisión que se produce, contrayendo los músculos del oído medio. Cuando estas emisiones cesan, vuelven a su estado de relajación para permitir que el eco sea escuchado.
La ecolocalización es un sentido que desarrollaron hace millones de años para adaptarse mejor y poder detectar ciertas especies de insectos, además de volar en entornos con escasa luz solar. Sin embargo, esta adaptación no significa que no pueda ver bien, al contrario, su vista es muy aguda y su sentido del oído es muy preciso.
